Rubí Oceguera, es una de las mejores bailadoras de Son Jarocho. Desde su primera juventud, donde aprendió a bailar con su familia, los Oceguera, de la zona de los Tuxtlas, ha emprendido un camino que la llevó a la antropología social, a la investigación, a la especialización y a convertirse en una especialista en la fiesta del Fandango, fenómeno que ha estudiado concienzudamente.
¿A qué edad empezaste a bailar Rubí?
Comencé a bailar a la edad de 7 años, tengo la fortuna de pertenecer a una de las familias soneras de mayor tradición en los Tuxtlas, y la manera en que aprendí fue tradicional, en la casa, con la familia, de manera empírica , como todas las primas a esa edad , subiéndote a la tarima, y aventándote y participando dentro de la fiesta. Siempre me gustó el baile, la danza, después decidí estudiar antropología social que fue una gran herramienta para mi, para entender los procesos sociales y un poco de nuestra historia, cuales son los orígenes de mi tradición, y dentro de la antropología me he especializado en danza tradicional. Ahora me dedico al estudio de la danza tradicional y a la impartición de talleres de son jarocho, con mi propia metodología.
¿De qué manera se aprende? ¿Con un método?
Mira, ya tenemos muchos años en esto y en mi generación aprendimos de una manera lírica, de la base de la tradición y poco a poco, ha tenido un desarrollo y hemos tenido la necesidad de codificar todos estos elementos de la tradición para poderlos transmitir , me he capacitado en diversas ramas de la danza como danza contemporánea, yoga, alineación del cuerpo, el cuerpo es nuestro instrumento de expresión y hay que cuidarlo.
Los danzantes tradicionales bailamos de ocasión y por mandas, y esto es en diferentes momentos, pero los que nos dedicamos a esto profesionalmente a enseñar y a dar funciones, pues tenemos que tener otra preparación para el cuerpo, el ejecutar no solamente es bailar el Fandango sino también, esa es la parte esencial, donde se origina este fenómeno, pero si queremos hacer algo más, como participar en un grupo con proyección y uno tener una participación mas dinámica y mas creativa, debemos tener otros conocimientos.
¿Hay diferencia entre el son que se baila en los Tuxtlas al que se baila en otros lugares?
Si, existen la micro regiones del son, que se les llama, entonces el Sotavento veracruzano tiene varias micro regiones, Los Tuxtlas tiene una situación muy particular, dentro de las micro regiones están las sub regiones y en las sub regiones están las familias. Esto es algo interminable y es lo rico del son Jarocho, la diversidad que aún podemos encontrar, directamente por los ejecutantes, de la gente que aún tiene el gusto por esta tradición como parte de su vida cotidiana. Entonces tomando en cuenta esto, sí es muy diferente un son tocado, cantado y bailado en Los Tuxtlas que en La cuenca del Papaloapan, que aunque son regiones muy cercanas , hay diferencias, lo mismo pasa en los llanos del Sur, tanto en la manera de ejecutar, como los motivos para celebrar el Fandango son diferentes.
Tiene mas de 30 años de este resurgimiento del son Jarocho ¿Cómo lo ves ahora? ¿Sigue siendo válido? ¿En qué etapa va?
Si, ya son casi 40 años que inició este fenómeno, de esta reinvención, porque yo me atrevería a decir que es una tradición que tiene mucho de reinventada con una aportación muy positiva de parte de todos los involucrados, en la actualidad somos muchísimo involucrados no solo en el Sotavento, porque esto ha trascendido las fronteras de estados y países, y eso para nosotros se debe a la gran difusión que se ha logrado, tanto del Fandango, como de la formación, se ha trabajado mucho en realizar talleres, de música, de zapateado, yo creo de que goza de muy buena salud, hay asegurados por lo menos tres generaciones mas de ejecutantes y del gusto y del arraigo de realizar fandangos. Esta es una cosa buena que ha tenido este resurgimiento, enseñar desde lo comunitario, desde esta fiesta. Han surgido todos estos grupos de proyección y una serie de manifestaciones, como son en danza contemporánea, la creación de nuevos instrumentos en base a los tradicionales, la poesía también se está renovando, en fin, esa es la ventaja del movimiento, su capacidad de renovación. Creo que lo que nos hace mucha falta, es formar mas cuadros críticos y que sustenten toda esta base artística. Me refiero trabajar con las leyes y derechos culturales con la cuestión de derechos de autor. Nos hemos enfocado en la formación artística y lo otro también es importante. Necesitamos esto para tener mas desarrollo y críticos. Ya también tenemos mucho de investigación.
¿ Cómo están las mujeres, su papel es visible?
Las mujeres siempre hemos estado presentes en la tradición, pero es una cultura con arraigos machistas, y que pareciera ser que la mujer solamente participa bailando y adornando a los grupos, pero en la actualidad, pues hay grupos con músicas, cantadoras, desde siempre, mi abuela por ejemplo era una bailadora muy reconocida ella es Bertha Cobos Cruz, es una mujer de la comunidad de El Hato, y ya es muy mayor, es un ejemplo de que ahí han estado siempre las mujeres. La mujer ahora participa mas activamente en ejecución, composición , incluso hay grupos totalmente femeninos. Y en la poesía hay mucha mujer también renovando desde los temas.
¿Hacia donde va el son jarocho?
Pienso que lo mas importante es que se tiene un pié en la tradición y un pié en la innovación, y siempre estamos creando esos puentes, y en la medida que sigamos con esta fórmula, siguiendo el Fandango con un espacio de convivencia y de aprendizaje este es nuestro punto de partida y nuestro lugar de inspiración, yo me he especializado en la danza, y ahí hay mucho que hacer desde la creación y en las formas antiguas de bailar, pero también nos permite seguir investigando y estar presentes con las nuevas generaciones.
Entrevista realizada a Rubí Oseguera en noviembre de 2019