El libro Mujer que sabe latín… de Rosario Castellanos, está conformado por diversos ensayos que tienen como protagonistas a mujeres de diferentes épocas.
El título es tomado del dicho “Mujer que sabe latín, ni se casa ni tiene buen fin”, mismo que se refleja en su contenido en donde aborda el tema de la mujer, siendo este el elemento principal, mujeres que destacan en diversas áreas del conocimiento, aunque la mayoría de las veces no se les da en su momento el reconocimiento por ser mujeres.
En su escrito destacan diversos aspectos: el intelectual, el de la belleza y el, podemos decir, moral. En el moral, se distinguen elementos como el de la sumisión y obediencia total al hombre, mujer de mirada baja, mujer que no debe contemplar su desnudez, ser una perfecta ama de casa que tiene que dar todo por el hogar, por los hijos y el marido.
En el intelectual, se le tiene negado el saber. La mujer no tiene la mente preparada para operaciones complejas, no tiene derecho a una educación superior y tampoco a ciertas áreas del conocimiento y, finalmente, en cuanto a la belleza se refiere, ella tiene que agradar al hombre, por eso buscará diferentes formas de sacrificar su cuerpo, lo cual en muchas culturas se ha dado y se sigue dando.
Dentro de estos triples aspectos, surgen mujeres que defienden su oficio, pese a la mirada del crítico, del editor o del lector. Narradoras, escritoras de cuentos como Natalia Ginzburg, Karen Blixen quien tiene que tomar el nombre de Isak Dinesen y la cual empieza a escribir sus primeros cuentos a la edad de veinte años, o Simone Weil quien incursionó en labores tan disímiles como el de ser obrera en una fábrica de autos, sin embargo, su condición de mujer, débil físicamente, la hacen desistir de algunos oficios y volver a sus estudios de la filosofía griega, de los pitagóricos y no tan solo eso, va más allá ahondando en la filosofía hindú y en el conocimiento del sánscrito.
Historia de mujeres que pasan desapercibidas ante la mirada de otros, ellas quienes poseen una condición tranquila, hasta quizás pueril, lo cual no les impide ir más allá de su condición de “mujer” y convertirse, como Elsa Troilet, en un agente de enlace y en la autora de Los amantes de Aviñón.
Violette Leduc es un estorbo como mujer porque en su familia se espera la llegada de un varón, por lo cual tiene que ausentarse de su hogar; las razones o la razón principal es que se ha descuidado su educación, pero ella ha hecho un descubrimiento: la lectura. Lee a diversos autores como a Duhamel y Gide.
Ante amores desafortunados, Violette sobrevive y consigue un nuevo trabajo que la acercará a las letras, transformándose en correctora de pruebas. En un principio su trabajo es pesado, pero esa actividad la está acercando a la escritura y a quienes escriben. Escribir la libera, la transforma, la transporta, le hace renacer y la lleva como ella dice “donde el amor no es congoja”.
En el texto “Bellas damas sin piedad”, se comenta un género literario que, se podría decir, debería ser dominado por el hombre, tal vez por lo rudo o lo sangriento. No obstante, se piensa que por ser la novela policiaca algo mínimo, es un género que obviamente lo pueden escribir las mujeres, porque la mujer en ese género vacía sus instintos no sociales, frustraciones y demás linduras propias de una mujer.
La lectura de Mujer que sabe latín…tiene, desde mi punto de vista, varios elementos en los cuales debemos de profundizar. Castellanos nos presenta una honda preocupación por el “estigma de ser mujer” y ser mujer de letras, de convicciones profundas, pero que la ponen en una gran desventaja social ante la mirada de los demás.
La mujer vive en sociedades, y tal vez, en la mayoría de ellas, de orden patriarcal, en donde la única voz predominante es la del hombre, en donde acaso nos podemos preguntar: ¿es reconocida? ¿tiene voz? ¿es escuchada?
O bien, es reina y ama de la casa, señora de la cocina, bálsamo y, en algunos casos, soporte económico de los hijos, a la cual no se le reconocen sus valores, su juicio, su conocimiento, su lucidez, su fuerza, todo lo que ella demuestra en la vida diaria, hecho que se ve en lo cotidiano, y hoy en día, al parecer, tiene otro enemigo que es la propia mujer, su propio espejo.
La lectura de Mujer que sabe latín…, es un texto que fortalece, que te da nuevas miradas, rutas, que renueva, que conquista e inspira, es por eso que en esta ocasión te invitamos a que leas el libro, que te detengas en cada párrafo, en cada historia, en todas y cada una de las mujeres que saben leer latín y algo más.
Te invito a que te acerques a esta autora, a estos temas que te aclararán las discusiones que actualmente están en boga, no por ser una moda, sino porque es necesario analizar con profundidad y conocer lo que hoy se escribe de la mujer.
Juana del Carmen Santos Medel